LOS ÁNGELES, California.- El cielo de la ciudad de Los Ángeles se iluminó con el tan anunciado juego de estrellas entre las figuras de la MLS y la Liga MX, que terminó a favor del combinado de la liga estadounidense al resolverse en penales con marcador de 3-2 luego de empatar a un gol en el tiempo reglamentario.
El encuentro comenzó bastante caliente para tratarse de un encuentro de exhibición, pues el combinado de la MLS apenas a los siete minutos de juego tuvo la oportunidad de estrenar la pizarra cuando Daniel Rossi logró superar a Guillermo Ochoa haciéndole “un sombrerito”, pero de forma casi milagrosa, el zaguero americanista Jorge Sánchez logró salvar la meta de Paco Memo.
Sin embargo, fue la Liga MX la que, si logró abrir el marcador al minuto 19, de la mano del capitán Jonathan Rodríguez, quien luego de bajar de pecho un excelente centro de Jorge Sánchez, cruzó el esférico para mandarlo a guardar.
A pesar del buen espectáculo brindado en la cancha, la afición no supo corresponderlo, ya que el encuentro se suspendió de manera momentánea a causa del grito homofóbico que resonó en el Banc of California Stadium.
En la parte complementaria, la MLS no bajó los brazos y salió a buscar el tanto del empate, el cual consiguió al minuto 53, cuando el colombiano Jesús Murillo saltó por los aires para rematar de cabeza un tiro de esquina, dejando helado a Nahuel Guzmán, quien entró de cambio por Ochoa.
El resto de los noventa minutos pasó sin mayores novedades en el frente, por lo que el encuentro se tuvo que decidir desde los once pasos. La Liga MX comenzó con el pie derecho con tanto de Rubens Sambueza, pero el recién naturalizado Rogelio Funes Mori y Erik Lira erraron sus disparos. Eduard Atuesta falló su disparo con la pizarra 2-1 a favor de la MLS, pero a su vez, Nani y Salvador Reyes prolongaron la tanda al errar también sus disparos. Finalmente, Luis Romo pudo convertir para la liga azteca, pero Ricardo Peppi la mandó a guardar para finiquitar las acciones del encuentro.
De esta manera, se firma la tercera victoria consecutiva del futbol estadounidense sobre el mexicano, que en un mismo año logró imponerse en la Nations League de Concacaf y en la Copa Oro, dejando en entredicho el mote de “Gigante de la Concacaf” de México.