Con la desaparición del Ascenso mx, muchos sufrirán, pero era una competencia que no podía continuar sin un verdadero plan de trabajo que la impulsara en lo financiero.
Durante más de tres años fui parte de los Xolos de Tijuana como coordinador de medios en la Liga de Ascenso. Me tocó vivir en carne propia un descenso a Segunda División, así como perder una final en contra de Venados de Mérida. Conozco bien la categoría y sé que en el Ascenso hay pasión, pero no es suficiente.
Este martes la bomba explotó: el segundo nivel del futbol mexicano desapareció ante la queja de los dueños de clubes y de los mismos jugadores que participan en el circuito. La competencia nació en 1994 cuando fue renombrada como Primera División “A” y durante estos 26 años ha sufrido muchos cambios. Comenzó con 15 equipos, aumentó a 20, luego a 24, para después eliminar equipos hasta llegar a 18, y quedar tan solo en 12 este año con las salidas de Potros UAEM y Loros de la Universidad de Colima.
Pero lo que a la liga le faltaba en estabilidad económica, le sobraba en pasión. Los viajes a León, Irapuato, Salamanca, Querétaro y Tamaulipas eran increíbles. El entusiasmo se notaba desde que bajábamos del avión y los taxistas nos deseaban suerte, para luego expresar que esperaban que perdiéramos. Las tribunas de los estadios que lograban llenarse estaban llenas de colorido, sobre todo por el apoyo a equipos históricos del futbol mexicano que si fuera por las gradas ya estarían en Primera.
Sufrimos victorias de último minuto que nos obligaban a resguardarnos en los vestidores para no entrar en peligro. Nos derrotaron y se burlaron de nosotros mientras salíamos cabizbajos de la cancha, bañados en una lluvia de lo que yo esperaba fuera cerveza. La pasión era palpable en cada inmueble del circuito y aunque no estábamos en televisión cada semana, aun así, lográbamos aparecer en algunos resúmenes noticiosos o en los periódicos del país.
Pero la pasión por sí sola no es negocio. Mientras que en las tribunas el cariño hacia los equipos se desbordaba, en el lado financiero la historia era otra. Algunos estadios no lograban ni tener el 10% de su aforo cubierto con aficionados. Conozco cientos de historias de equipos que no han podido liquidar sueldos de hace más de diez años. Otros clubes desaparecieron y con ellos la esperanza de que los jugadores recibieran sus salarios atrasados o sus finiquitos.
En 2012 la liga fue renombrada como Ascenso MX, pero maquillar una estructura deportiva sin tomar en cuenta que hay que reparar los cimientos siempre traerá consecuencias trágicas. Y ese drama se vivió este martes.
Ahora habrá qué ver qué sucede. Por lo pronto en la Liga MX los equipos no se tendrán que preocupar por descender, mientras que los de Segunda División no tienen un futuro cierto ya que parece ser no habrá oportunidad de ascender. Se dice que el circuito pasará a ser liga de desarrollo y que podrán participar todos aquellos que quieran y puedan cumplir con los cuadernos de cargos. Pero mientras tantos, cientos de jugadores no saben siquiera si van a poder cobrar lo que les resta de esta temporada, mucho menos si van a tener trabajo en la próxima. De nada servirá sacrificar esta categoría si no se mejoran las divisiones del futbol mexicano, lo que sí quedó demostrado es que en el Ascenso hay pasión, pero no es suficiente.
Manuel R. Medina es un periodista deportivo que por más de diecisiete años ha cubierto las competencias más importantes del mundo. Su trabajo lo ha llevado a tres copas del mundo, en Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018; Copa América Chile 2015, Copas Oro, Juegos Olímpicos Río 2016 y la Copa Confederaciones Rusia 2017, los dos últimos Mundiales de Clubes, además de numerosos viajes para dar a conocer la información deportiva de primera mano. Puedes seguirlo en Twitter en @manuelmedina, y en Instagram y Facebook como @soymanuelmedina.