Occidente y el Mundo Árabe entran en la parte final de una batalla donde los usos, las costumbres, la religión y la manera de ver la vida se han enfrentado durante los últimos doce años
“¿Cómo pueden tantas naciones, con tantas culturas y lenguas diferentes, sentirse bienvenidos cuándo solo un estilo de vida es aceptado?”, preguntó el actor estadounidense Morgan Freeman durante la gran inauguración de la Copa del Mundo de la FIFA Qatar 2022. Esta cuestión es muy importante en este momento, ya que hay una gran duda en la cabeza de todos: ¿Será este el Mundial de la división?
Hace 12 años que se anunció que el país del Medio Oriente sería anfitrión de la máxima justa del balompié en el planeta, y a partir de entonces comenzó una batalla donde los usos, las costumbres, la religión y la diferente manera de ver la vida se enfrentaron. Y desde entonces el mundo está dividido en si el Mundial debe de llevarse a cabo solamente en países de primer mundo, con valores occidentales y de “tradición futbolera” o, como es el sueño de la FIFA: llevarlo a varios rincones del mundo donde la competencia sirva para hacer crecer el balompié en la comunidad local.
Críticas hay muchas hacia Qatar, muchas de ellas merecidas y que seguramente dejarán una mancha en la historia del organismo internacional; pero también me impresionó la cantidad de rumores que ha habido y sobre todo, la gran diferencia cultural entre el Medio Oriente y el llamado Occidente. Una actividad organizada por el Comité Organizador local, que juntó a miles de trabajadores con playeras y banderas de los equipos participantes, en el continente americano fue visto como una “trampa” donde los cataríes supuestamente estaban “comprando fans” y haciéndolos pasar por visitantes internacionales.
Pero Qatar tampoco hace las colas fáciles y al tener todos los ojos del mundo encima, está siendo escrudiñado por todos los países. Como anfitrión no puedes decir que venderás cerveza en los estadios, para que millones de fanáticos se decidan a comprar sus vuelos al país local y sus boletos de los partidos, para que a dos días antes de la inauguración les digas “que siempre no”. Por solo poner un ejemplo de cosas “raras” que el resto del mundo no entiende.
Entonces, ninguno de los dos lados se deja ayudar y lo único que hacen es que cada día más se divida la opinión del público, del que para muchos ha sido un mundial que no tuvo que haberse llevado a cabo en Medio Oriente, mientras que para otros es la oportunidad única de que el planeta cambie su manera de ver al mundo árabe, el islam y la cultura de los musulmanes.
Al final la pregunta de Morgan Freeman cobra una importancia mayor, si no respetamos y abrazamos lo que nos hace humanos, tampoco podremos convivir en este planeta donde acabamos de sobrepasar la marca de los 8 billones de personas en una pequeña roca volando por el espacio. Pero este respeto no solo debe de ser cuando visitemos otro país, sino cuando abrimos las puertas de nuestro hogar hacia el mundo. Así que, depende de nosotros contestar la pregunta si este será ¿el Mundial de la división?