En la temporada 2004 el receptor Héctor Hurtado llegó a territorio desconocido
TIJUANA, Baja California (TorosDeTijuana.com-Armando Esquivel).- El sonorense que en ese entonces tenía 33 años de edad ya contaba con catorce campañas de experiencia en Liga Mexicana de Beisbol, la más reciente con Tecolotes de Nuevo Laredo en 2003, pero al año siguiente fue parte del traslado a la frontera noroeste para convertirse en Toros de Tijuana.
Hurtado no conocía la ciudad y Julio César Parra -quien era su compañero de cuarto- tampoco.
Juntos, receptor y relevista, vivieron un episodio que el ahora manejador de Pericos de Puebla recuerda con singular alegría.
“Mi compañero de cuarto era Julio César Parra y un día nos paró la policía porque andábamos perdidos y nos metimos en sentido contrario, pero cuando nosotros les dijimos que íbamos a jugar con Toros de Tijuana ellos se ofrecieron y nos escoltaron hasta el estadio”, recordó.
Pero eso no fue todo, ya que los agentes encargados de proteger y servir, extendieron su servicio en beneficio del deporte en la ciudad
“Ya que nos dejaron, se esperaron ahí para llevarnos de regreso al hotel. Fue algo muy bonito todo lo que se vivió en 2004, nos trataron muy bien y eso nunca se te olvida”, agregó.
Héctor Hurtado estuvo presente en el primer capítulo de la historia de Toros de Tijuana cuando integró la alineación que presentó el manejador Carlos Hernández el 17 de marzo del 2004 para enfrentar a Pericos de Puebla en el estadio Hermanos Serdán. Fue el primer cátcher en la historia del club.
“Recuerdo que estuve en la alineación de ese primer juego y perdimos ocho o nueve por cero, pero fue una época muy bonita y ese día aquí en Puebla el estadio estaba lleno y eso no se me olvida. Me acuerdo claramente de ese juego con Toros de Tijuana, recuerdo a Leo Posadas a Carlos Hernández a Eliseo Garzón que era el otro cátcher”, mencionó precisamente en el Estadio Hermanos Serdán, donde todo inició para Toros de Tijuana.
Al día siguiente el equipo regresó a Tijuana para debutar en casa en el Estadio Chevron que ya los esperaba con un espectacular lleno que se replicaría a lo largo de aquella histórica temporada.
“Una de las cosas que no se me ha olvidado es que a las dos de la tarde la gente ya estaba en el estacionamiento afuera del estadio con su carne asada, con pancartas, casas de campaña esperando que llegaran sus Toros de Tijuana con sus ídolos como Derrick White, Julio César Hernández, el “Chapis” Carlos Valencia, un equipo sin igual, un grupo muy bonito y siempre recuerdo a mis Toros del 2004”, comentó.
Lo vivido por Héctor Hurtado y sus compañeros fue algo nuevo que no habían experimentado a lo largo de sus carreras en el béisbol mexicano tanto en la manera de trabajar de la directiva como en el apoyo de la afición.
“Cuando llegamos con Don Alberto Uribe nos dio un trato de Grandes Ligas que hacía que nos sintiéramos soñados ya que fue un cambio muy drástico con un ambiente muy diferente con gente de toda la república que le encanta el béisbol y siempre metidos en el juego y eso lo disfrutábamos al máximo, era una fiesta siempre como si estuviéramos en un carnaval con un gran desfile”, explicó.
Previo a la campaña 2004 en el grupo de peloteros del equipo Tecolotes hubo incertidumbre por el paso que se iba a dar para jugar en una plaza distante y desconocida que nunca había albergado a un equipo dentro de la Liga Mexicana de Beisbol, sin embargo, todas las dudas se disiparon al iniciar la campaña.
“Nunca me imaginé que fuera a ser algo así. Yo iba con Marco Antonio Romero y llegamos al estadio porque me invitó a conocerlo aunque él ya había jugado ahí con Potros en el invierno y recuerdo que yo lo veía muy grande y me preguntaba si se iría a llenar, pero desde que empezamos el entrenamiento muy rápido la gente se empezó a meter”, indicó.
Para los protagonistas de ese año sin precedentes en Tijuana, la innovación de Toros fue un ejemplo que fue tomado de manera paulatina por el resto de las organizaciones hasta llegar a la época actual.
Una muestra de eso fue el código de vestimenta que empleó el equipo durante los traslados en avión o camión.
“Yo nunca en mi vida había tenido un traje: Desde que yo me casé no me había vuelto a poner un traje, ahí me dieron traje, zapatos muy bonitos, ropa para gimnasio, ropa para viajar cómodos en el camión, así que yo creo que de ahí la Liga Mexicana empezó a mejorar, fue un gran ejemplo y la liga cada vez va haciéndose mejor, el pelotero sigue creciendo, pero en ese 2004 fue cuando yo lo empecé a vivir”, subrayó.
Hoy los recuerdos siguen vigentes en esta historia de Toros de Tijuana que ya cubrió su primera década con aquel año mágico del 2004 y en 2014 cuando regresaron para quedarse en el corazón de la ciudad y de los cientos de jugadores que integran el roster histórico.
“Nos dieron un plus muy grande, nos hacían sentir Grandes Ligas, Don Alberto Uribe es una gran persona al igual que su familia y un gran directivo. Yo sigo recordando y lo disfruto cada vez que voy a Tijuana, tengo muchos amigos de esa época y de eso ya pasaron casi veinte años”, concluyó.