Transcurría el minuto 53, el arquero argentino Willy Caballero se suponía que tenía una pelota fácil de controlar y solo tenía que pasarla a cualquiera de sus defensas, pero regaló el esférico al croata Ante Rebic y este se encargó de poner el primer clavo al ataúd sudamericano. En dónde yo estaba explotó la emoción; la gente se abrazaba, gritaban en ruso y otros idiomas, brindaban con mucha felicidad. No, no estoy en un estadio, estoy en Anapa una de las ciudades más turísticas de Rusia y que no tiene que ver nada con la copa, entonces ¿y cómo festejan un mundial dónde no es sede?
Rusia 2018 cuenta con once sedes distintas, todas ellas ubicadas en la parte europea del país, que, pese a que se intentaron elegir las ciudades más cerca posibles, hay algunas en las que terminas trasladándote unas 6 horas en avión o más de 24 horas en tren. Pero aparte de las sedes mundialistas, hay varias ciudades en las que el evento más grande del balompié mundial se siente también.
Anapa es una ciudad de menos de 60 mil personas, que viven principalmente del turismo que les brinda el Mar Negro. Entre Rostov en el Don y Sochi, ha sido la parada de varios periodistas como yo que buscan llegar de la manera más cómoda al duelo de México ante Corea del Sur del sábado. Pero pese a estar alejada del bullicio mundialista, esta urbe está viviendo el mundial en carne propia.
Por las calles pasean algunos turistas que eligieron hacer escala aquí antes de viajar a otras ciudades mundialistas. En cada tienda, restaurante, y centro comercial donde haya una televisión, los juegos -que son transmitidos gratuitamente por antena aérea a todo el país- son vistos por millones de rusos que pese a estar lejos de los doce estadios de la copa, se sienten un poco cerca gracias a la magia de la televisión, el radio y el Internet.
En mi hotel en Anapa, hay un pequeño comedor al aire libre. El clima de 25 grados centígrados a las 21:00 horas nos obligó a buscar refugio ahí, donde en un televisor daban el duelo entre Argentina y Croacia. Las banderas de varios países, incluyendo la de México, adornaban la fachada del lugar mientras los trabajadores del Well Hotel, así como algunos turistas que estaban pasando la noche ahí, bajaron al comedor y con el aire fresco del Mar Negro, descubrieron que la copa se vive con igual intensidad en sedes no mundialistas. La respuesta a la pregunta “¿Y cómo festejan un mundial dónde no es sede?” es muy sencilla: con mucha pasión, alegría y dejando que un balón siga uniendo culturas en Rusia.
Manuel R. Medina es un periodista deportivo que por más de quince años ha cubierto las competencias más importantes de México y Estados Unidos. Su trabajo lo ha llevado a dos copas del mundo, en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014; Copa América Chile 2015, Copas Oro, Juegos Olímpicos Río 2016 y la Copa Confederaciones Rusia 2017, además de numerosos viajes para dar a conocer la información deportiva de primera mano. El 31 de mayo se convirtió en el primer periodista latinoamericano en obtener su acreditación para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018. Puedes seguirlo en Twitter en @manuelmedina y en Instagram como @soymanuelmedina.